En Treviana, la capilla de la Concepción se nos presenta casi como por accidente después de una curva. Caminamos despacio, el murmullo de los árboles se hace presente, a menudo hay viento en esta zona, y como un hallazgo inesperado, la encontramos en lo alto, erguida y silenciosa.

Recorrer por el exterior un templo como éste nos permite aproximarnos a sus dimensiones, modestas casi siepre. A menudo encontramos estas iglesias edificadas en pequeños promontorios. Eran lugares estratégicos para la defensa de las poblaciones. También podemos apreciar los detalles escultóricos en los canecillos y en los capiteles de sus ventanas. Hay que mirar hacia arriba y hacia abajo, palpar las huellas de los que estuvieron allí hace casi mil años.

Podemos imaginarla como una capilla en construcción, que está abierta en su costado para que el visitante entre en ella través de un grueso muro.